Responsabilidades políticas por el coronavirus COVID-19
A las 3:26 a.m. de hoy, lunes 23 de marzo de 2020, hay 29,909 residentes en España afectados por el coronavirus. Ya han muerto 1.781 personas, pero ya hay 2.575 compatriotas que han sido dados de alta.
El gobierno quiere extender, por el momento, otros 15 días el estado de Alerta y en ninguna parte se habla del Parlamento y de las obligaciones del Gobierno de rendir cuentas ante el Congreso de que la “soberanía popular” concede lo que el Gobierno pide.
Aunque la verdad es más que razones poderosas para que la Cámara valide y el Gobierno proceda con plenos poderes – DELEGADOS – para resolver o al menos tratar de presentar coherentemente una respuesta única y comprometida con los datos sobre la evolución de la enfermedad ese día día que sabemos.
¿Es hora de juzgar al gobierno o es hora de ser leal al gobierno? Esa es la cuestión ética a resolver por todos.
Shakespeare en “Hamlet”, una tragedia en cinco actos donde los escenarios cambian dice, pensando en su padre asesinado frente al cráneo de Yorik: “Ser o no ser, esa es la cuestión” (Acto III, Escena 1) Pero el Sigue el monólogo y no tiene desperdicio. Por favor: vuelva a leerlo, vale la pena hoy y aquí. Hamlet en el quinto acto cuando tiene dudas acerca de matar a su tío (el asesino de su padre que duerme con su madre) o dejar que lo mate le dice a su amigo Horacio: “¡Ponte en mi lugar!”, Pero: ¿Cuál es el lugar de Hamlet?
Todos, en un régimen democrático, tenemos una respuesta más fácil a la duda que el pobre, presumiblemente loco, el Príncipe Hamlet.
Nuestra lealtad debe estar siempre y solo con nuestros conciudadanos.
Quizás, solo quizás, aunque sabemos que el final de esta tragedia bajará el telón y los actores saldrán a saludar al público, – QUE SOMOS LOS QUE HEMOS PAGADO Y APROBADO EL DESARROLLO DEL TRABAJO – Tendremos que espere para ver si aplaudimos o silbamos y si cerramos el teatro para que la presentación de la misma compañía no se repita nuevamente.
No somos Hamlet y no tenemos dudas, sino criterios objetivos y valores éticos: no juzgamos a las personas, sino a las responsabilidades políticas. Es suficiente para nosotros no olvidar cómo ha actuado toda la compañía y cómo cada uno de los actores, el director y la persona a cargo de la puesta en escena, en cada uno de los cinco actos. Con este criterio, debemos saber si tenemos que silbar para que, cuando se baja el telón, podamos evitar repetir la obra, al menos con este director.
En la carta hablo de España, pero les recuerdo a todos que Hamlet es una tragedia universal.